jueves, 16 de julio de 2009

PARA VIVIR EN DIOS



"La caridad en la verdad, de la que Jesucristo se ha hecho testigo con su vida terrenal y, sobre todo, con su muerte y resurrección, es la principal fuerza impulsora del auténtico desarrollo de cada persona y de toda la humanidad."


Parece que el fundamento del desarrollo de los pueblos, del verdadero desarrollo, del desarrollo integral de las personas, no tiene tanto que ver sólo con cifras, sino con los rostros humanos que esas cifras ocultan. Que se coloque a Cristo al inicio de una encíclica social puede tener como sentido fundamental el que nuestra humanidad, aquella que Dios quiso destacar para nosotros mismos al hacerse hombre como nosotros, sea la clave para entender el sentido de nuestra vida; debería ser el fin de nuestros afanes cotidianos, la base sobre la cual levantar cualquier esfuerzo por mejorar nuestro mundo. El hombre, develado para el hombre mismo como ser digno por la encarnación de Jesucristo, es colocado al inicio como el fundamento de nuestra reflexión.

Sin embargo, desde ya presenta tal posicionamieto metodológico un problema. Si la clave de lectura de todo proyecto filosófico político o político en el mundo moderno ha sido y aun sigue siendo el concepto de hombre que opera detrás, la mirada renovada sobre los temas sociales hoy asiste a un no tan nuevo reto: conciliar fe y razón.
Hoy hablamos de conciliar, cosa que en el pasado no tendría que haber sido una tarea necesaria. Nos referimos al pasado griego, al medieval, a aquel pasado no transido de modernidad y desarrollo polarizado en la ciencia y la técnica. El discurso monocorde de la modernidad supone para nosotros precisamente la tarea de la conciliación. Y es que la comprensión que el hombre tiene de sí hace tiempo esta desarraigada de su natural condición: ser una comprensión en el horizonte mitico religioso, al cual el hombre no ha renunciado jamás, y que ahora tiene nuevos rostros, complejos, a veces relativos, y hasta confusos, pero siempre, con la misma idea: señalar la irrenunciable vocación humana por Dios, que es la fuente de la verdadera vida.
Cabe destacar que en ninguna religión, salvo la católica, Dios se hizo hombre. En ninguna, este Dios se humilló, sufrió y hasta murió como todo hombre. Es como si su encarnación guardase el secreto de nuestra condición humana. Condición que no sólo indicaría qué somos en verdad, sino, lo más importante, para qué estamos aquí.
Pero esta situación metodológica nos coloca ante la cuestión del creer. ¿Por qué es un problema creer? ¿Por qué sería difícil creer que Jesus de Nazareth, es verdadero hombre y verdadero Dios? El concepto de desarrollo, el enfrentamiento radical a los problemas sociales de fondo de nuestro mundo, parece tener que ver con la ruptura de un paradigma, aquel bajo el cual en parte nos hallamos y que no satisface ya nuestras preguntas e inquietudes, pero que aún nos somete con sus reglas. Es el paradigma de la razón, y peor aún, de la razón centrada en el sujeto.
Parece que en relación a la fe se puede decir que no se trata simplemente de una elección. No se trataría simplemente de dar una respuesta a un llamado. Es que hay algo que impide oir el llamado, ver la luz en el camino, algo que proviene de nuestro paradigma racional que no siempre estuvo ahí, que tuvo sus razones para aparecer, y que afortunadamente apareció ahí pues nos ha facilitado tanto en la vida, pero que también ha generado complicaciones, falsas preguntas y sufrimiento.
Parece que para creer tendríamos que aprender a descreer en lo que ahora creemos, destruir nuestros mitos modernos, aquellos que nos vinculan con el otro, con la sociedad, con el mercado, con el poder, de una determinada manera. Como si nuestra tarea tuviese que empezar en primer lugar con la identificación de nuestras falsas creencias, la detección de nuestras falsas certezas, la descripción de nuestro yo imaginado, para que luego, con la ayuda de Dios, empecemos la segunda parte de nuestra tarea, la visión de Dios en nosotros: habiendo estado nosotros en cualquier cosa, menos en Dios, Dios sin embargo no dejó de estar en nosotros, pero sólo una recta visión de Dios en nosotros, podría colocarnos otra vez en Dios.
El hombre es hoy como un anciano- la muerte de Dios en él lo ha envejecido - que camina có
modamente, y no como en la edad media o en la antigüedad griega o romana - la tecnología le promete mucho más-, pero que atraviesa un bosque que el mismo esta destruyendo, y por un camino que no sabe bien a dónde conduce... pero aún hay luz.

5 comentarios:

Anónimo dijo...

Profee felicitaciones por el blogg!! Muy cierto lo que escribió en PARA VIVIR EN DIOS!! Espero que siga escribiendo temas tan interesantes e importantes que todos debemos saber y vivir. Bueno querido profe me despido, Dios lo bendigaa!! Ahh además espero que reciba más comentarios jajaaja, byeee!!!!!
Maricarmen Bellido M.

Cesar Raul Goicochea Roca dijo...

felicidades por el blog ya hay tiempo de actualizarlo esta interesante muchas cosas para debatir tambien un saludo fraterno desde aqui su alumno de usmp 303 cesar R. goicochea aver profe sinos comunicamos le dejo mi correo jethro90@hotmail.es saludos

Anónimo dijo...

http://www.youtube.com/watch?v=p4O-nCQDbm4



olas profesor en verdad le agradeceria mucho q vea este video es muy hermoso y ps me encantaria compartirlo con usted.. excelente blog!!!!!!!! :)

EXITOS!

Anónimo dijo...

Hola Amigo recien encuentro tu blog, me tomare el tiempo necesario para leer tus articulos y sacarle el mayor de los provechos, por lo pronto cuidate y saludos a toda la familia, ah me agradaria que comentes sobre las proximas elecciones y dime quien sera tu favorito para ganar el mundial de futbol...exitos

Anónimo dijo...

muy buen blog :D