jueves, 16 de julio de 2009

PARA VIVIR EN DIOS



"La caridad en la verdad, de la que Jesucristo se ha hecho testigo con su vida terrenal y, sobre todo, con su muerte y resurrección, es la principal fuerza impulsora del auténtico desarrollo de cada persona y de toda la humanidad."


Parece que el fundamento del desarrollo de los pueblos, del verdadero desarrollo, del desarrollo integral de las personas, no tiene tanto que ver sólo con cifras, sino con los rostros humanos que esas cifras ocultan. Que se coloque a Cristo al inicio de una encíclica social puede tener como sentido fundamental el que nuestra humanidad, aquella que Dios quiso destacar para nosotros mismos al hacerse hombre como nosotros, sea la clave para entender el sentido de nuestra vida; debería ser el fin de nuestros afanes cotidianos, la base sobre la cual levantar cualquier esfuerzo por mejorar nuestro mundo. El hombre, develado para el hombre mismo como ser digno por la encarnación de Jesucristo, es colocado al inicio como el fundamento de nuestra reflexión.