lunes, 14 de septiembre de 2009

VERDAD PARA UN MUNDO LIBRE


Sin Dios el hombre no sabe adónde ir
ni tampoco logra entender quién es

En el contexto filosófico contemporáneo resulta sin más algo precipitado hablar enfáticamente desde la verdad. Es como si los pensadores asistieran a un velorio: Dios ha muerto y con él la única verdad, y nadie debiera hacer bulla.
La idea de tolerancia, así como en general los presupuestos liberales que justificarían la existencia autónoma de las personas, son el coro con el que se celebran las exequias, y la voz que asomara vinculando la fe, la esperanza e incluso la verdad del amor para un mundo relativista, podría ser una voz disonante. Caritas in Veritate ha colocado, como hace tiempo lo viene haciendo la Doctrina Social de la Iglesia, la voz que reclama la verdad en el contexto de una crítica a la situación moral del presente liberal. Hablar sin embargo desde la verdad, para la Doctrina Social de la Iglesia, es hablar desde la asunción de Dios como la verdad. Todo esto supone un grave problema. ¿Cómo poder hablar desde la verdad en un mundo que parece dejar incólume la libertad a costa de renunciar a la verdad? ¿Y cómo, además, hablar del Dios Verdad en un mundo marcado por la pluralidad de hecho, y por la pluralidad religiosa en especial?